sábado, 1 de noviembre de 2008

Cataratas del Iguazu (Parte II)

Seguimos con esta gran y arriesgada aventura de comienzos de siglo donde como vimos, visitar las Cataratas del Iguazú era toda una odisea del comienzo al fin. Pero por suerte el hombre con su ingenio y astucia supo atravesar los obstáculos que le impuso la naturaleza, muchas veces con éxito y otras no tanto.
Llegar hasta la Garganta del Diablo en aquella época era muy arriesgado, debido a que no existían pasarelas que te aproximen a ella, por tanto debían hacerlo por medio de precarios botes que no contaban con la seguridad mínima requerida.
Cuenta Balbino: “el trayecto se hacía en bote desde Puerto Canoas hasta la pequeña isla negra donde la Garganta del Diablo asoma con perfiles de leyenda, cayendo sobre la oquedad desde un balcón de ochenta metros de altura
Una vez finalizado el paseo, los turistas regresaban al gran hotel-posada para pasar sus últimas horas en contacto con la naturaleza.
"Los excursionistas dormían en el hotel de largos corredores, de estilo danés (…) que junto con la música viva de algunos ejecutantes aborígenes cerraba con dulces matices la corta y al fin encantadora permanencia. Cuando solados por tener que dejar aquel lugar selvático que el Iguazú cortaba con sus diáfanas corrientes”.



Con estas características el turismo siguió desenvolviéndose hasta 1930, época que comenzó a desmantelarse la posada de la zona; y el comisario, comerciante, hotelero, Don Leandro, abandonó definitivamente Puerto Aguirre. De aquí en más surgió una nueva concepción del turismo y del espacio natural, donde apareció por primera vez la figura del Estado Nacional, a través de la Administración de Parques Nacionales.
La APN tenía como sus principales objetivos promover el turismo, para lo cual se debía proteger el entorno de las cataratas ante la acelerada explotación de los montes nativos; radicar población en la frontera y a través de un destacamento militar efectivizar la presencia del Estado en la región. Debido a que se consideraba que en estos territorios, tanto la naturaleza como la soberanía estaban amenazadas, por un lado por la codicia de los obrajes (a saber de
yerba mate
y madera) y por el otro de los países vecinos (Brasil y Paraguay).
Es así que para el año 1934 se creó por ley Nº 12.103 el Parque Nacional Iguazú con una superficie de 67 mil hectáreas, pero que además del parque natural, se destinaron 1000 hectáreas para asentar la población y 1500 hectáreas para el destacamento militar.
Con estas nuevas disposiciones el turismo nunca más fue el mismo, se construyeron pasarelas, casas, un hotel, mirador, caminos, y demás construcciones que facilitaron el acceso a las cataratas del Iguazú. Esto relacionado con los servicios y comodidad de la zona, pero además se ampliaron las posibilidades de que gente de otras provincias pudiera venir a hacer turismo a Iguazú, lo que representó un notable crecimiento del lugar, donde se dejó el turismo de elite, de unos pocos; para abrir paso al turismo de la clases populares.

Agradezco a los lectores que participaron y que me están brindando datos para acceder a la historia de Puerto Iguazú, donde a través de las historias de vida, vamos a ir construyendo la historia de la comunidad.

No hay comentarios: