sábado, 21 de febrero de 2009

De Misiones a Rusia...


La yerba mate, autóctona de Misiones y productora de la misma, a partir de este año comenzará a comercializarse en Rusia. Los mercados se han extendidos hasta el otro lado del mundo, ampliando el alcance de esta hierba tan consumida por miles de argentinos día a día.
La yerba mate es parte de la vida de los argentinos y también de los paraguayos, brasileros y uruguayos. Es inevitable no comenzar el día con un buen mate, luego seguirlo en el trabajo o facultad y por las tardes continuar con un tereré (infusión que es preparada también con yerba mate, pero en lugar de agua caliente, se le hecha jugo o agua con yuyos).
Por estos lados, es muy común servir el mate en un porongo o calabaza de madera revestido de cuero o metal. Sin embargo, los rusos tomarán mate, pero no en un porongo de madera, sino en un recipiente de vidrio. Prefieren utilizar el vidrio a la madera por el hecho de que esta última con la humedad genera la proliferación de hongos y porque según ellos les modifica el gusto.
Si bien cada día se exporta mayores cantidades de yerba, unos 100 mil kilos, el precio es relativamente costoso, un paquete de medio kilo cuesta 500 rublos, o sea unos $50 pesos argentinos. Pero bueno, es una práctica que día a día va reclutando nuevos adeptos entre los rusos y libaneses, donde también se consume la yerba mate, conocida también como Oro Verde.


viernes, 13 de febrero de 2009

Mitos y leyendas de la calle Rioja

A continuación les presento la segunda parte de la historia de la calle la Rioja, donde nos adentramos en los mitos, anécdotas y leyendas que guarda esta calle y su gente.

Como todo espacio social, la calle La Rioja está constituida por muchos relatos y muchas anécdotas que reconstruyen su historia a través de lo que cuentan los vecinos, lo que reflejan sus edificios y toda la trama simbólica que se despliega a lo largo de su recorrido. Yendo desde la avenida Corrientes hacia el Río Paraná, podemos repasar estos elementos discursivos empezando por el club Bartolomé Mitre, que fue y aún sigue siendo una institución deportiva de renombre a nivel provincial y durante años se convirtió en uno de los centros de reuniones sociales porque allí se hacían fiestas, carnavales, etc. Siguiendo nuestro camino nos encontramos pronto con probablemente el elemento cultural simbólico más importante de toda La Rioja: la plaza San Martín. Se trata de un espacio lleno de colorido, rodeado por una vegetación autóctona, juegos para niños, un monumento a San Martín, un lugar para hacer skate y demás elementos que la conforman y le dan un tinte familiar y cultural. Allí se reúnen los chicos de la escuela, padres y madres con sus hijos, gente que sale de su trabajo y come allí, artesanos, chiperos e incluso forma parte de uno de los puntos de la ciudad a la hora de realizarse manifestaciones, intervenciones, campañas, etc.

Unas cuadras más para el lado del río, en La Rioja y Colón, nos topamos con el local comercial Polo que encierra el cuento más simpático que nos relataron nuestros entrevistados. Resulta ser que hace muchos años atrás ahí había una antigua casa construida con ladrillos rústicos y fijada con barro, tal era su representación histórica que la intendencia decidió declararla Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad. Pero, sus dueños, que de vez en cuando iban al lugar, no vieron en esa situación ningún beneficio económico por lo que al día siguiente del anuncio comenzaron rápidamente a destruir lo que ya no sería patrimonio, sino una fuente de ingresos económicos (locales comerciales, oficinas, etc.). Lo cierto, es que esa casa no está del todo perdida puesto que aún se conserva una piedra que formaba parte de ella y se puede ver en un atril que pasa casi desapercibido a centímetros de la esquina. Este es, uno de los hechos que consideramos no se pueden olvidar de la calle por lo gracioso y a la vez histórico, porque además esa piedra representa de alguna forma al conjunto de las casas antiguas que ya no están más y sólo persisten en la memoria de los vecinos.

Unos metros después, nos encontramos con un edificio que hasta no hace mucho fue ocupado por el Partido Intransigente y vivió momentos de importancia política, aunque hoy en día ya no está más y allí hay una academia de arte. Entre Buenos Aires y Rivadavia llegamos a uno de los edificios que marcó la historia de la calle porque en su interior se albergó uno de los diarios más importantes de la región, El Territorio, y desde fines de los ‘70 aloja a la EBY. Tanto uno como el otro supusieron distintas formas de interacción social; el primero a partir de un pizarrón colocado en la vereda que informaba de las últimas noticias recibidas y avisaba a los vecinos mediante bombas de estruendo de que había novedades para leer, y el segundo se transformó en un espacio de disputa entre la institución binacional y los relocalizados.
Por otro lado, cada vez más cerca del Paraná, nos encontramos con un local que en su momento fue la primera carpintería y mueblería de la ciudad: hace unos cincuenta años atrás, la familia Vuotto empezó ese emprendimiento que tantos réditos les dio. Y a metros de allí, sobre la esquina de La Rioja y 3 de Febrero, hallamos la anécdota más importante que nos contaron, el asesinato del poeta y periodista Manuel Antonio Ramírez.

Tras caminar toda La Rioja, identificamos la zona con mayor concentración simbólica en aquella ubicada entre Ayacucho y San Luis. Ahí se entremezclan los sentidos entre la educación estatal y privada (Escuela Número 1 e Instituto Antonio Ruiz de Montoya); los medios de comunicación (Canal 12), el intento de interacción política con la comunidad M-Byá Guaraní (Consejo de Ancianos y Caciques) y la ciudad como espacio de circulación, recreación, diversión, etc. (plaza San Martín). Los relatos, los símbolos que hemos mencionado, se enriquecen más con las figuras políticas y sus parientes surgidos de esta calle y que los vecinos se encargan de enfatizar e insertar en el discurso, en algunos casos contándolo con la fuerza de quien tiene un vecino famoso pero al mismo tiempo con cierta disconformidad hacia su gestión. Es así que aparecieron los abuelos del ex gobernador Carlos Rovira, los Iturrieta, Miguel Ángel Alterach y, fuera de la política, el abuelo del reconocido tenista José “Chucho” Acasuso. Y, por otro lado, uno de los hechos que nos llamó la atención fue que varios vecinos nos dijeron orgullosos “nuestra calle también tiene sus asesinatos”, refiriéndose al de Ramírez y también el famoso homicidio del señor Valdez, marido de la escribana García.


jueves, 5 de febrero de 2009

Historias de la calle "Rioja" de Posadas

En esta ocasión voy a subir un trabajo que hice en conjunto con mi compañero Marcos Magaz para la cátedra de Prácticas Discursiva II sobre la calles de la ciudad de Posadas. A nosotros nos asignaron la calle "La Rioja"; fuimos relatando todas las vivencias, desde su historia oficial hasta la historia contada por los propios vecinos, sus anécdotas, sus mitos y leyendas.
Un relato que merece la pena ser leído para ir descubriendo a través de las calles las transformaciones que vivió y vive la ciudad de Posadas. Un relato recreado gracias a los testimonios de los vecinos que accedieron a ser entrevistados. A continuación la primer parte del relato.

Calle Rioja vista desde un edificio

La Rioja: sus usos y apropiaciones

La calle La Rioja es la número 42 de la ciudad y su nombre fue puesto “en homenaje a la fraterna provincia argentina[1], su ubicación corresponde a la manzana 159/160 de Oeste a Este. Hasta aquí, se trata de la definición oficial de nuestra calle, pero también tiene una historia que, contada por los vecinos, nos permite conocerla desde una mirada basada en las vivencias. Por empezar, hasta hace alrededor de cuarenta años el asfalto llegaba hasta Rivadavia y después el camino era de pedregullo hasta la costa del río. En esa parte de La Rioja, eran tales los zanjones que separaban las veredas de la calle, que los vecinos colocaban tablones a modo de puente para poder pasar; claro que de todas maneras las zanjas solían ser visitadas por la “gurisada” del barrio que, jugando alegremente, cada dos por tres caían allí y salían totalmente sucios, para descontento de sus madres.
A lo largo de su historia, La Rioja fue reapropiada por la gente, que le dio diferentes usos tanto festivos como políticos. En principio, entre las décadas del ‘60 y el ’70 solían hacerse los desfiles del 25 de mayo y el 9 de julio organizados por el colegio Roque González (en ese entonces exclusivo para varones) y contaban con la presencia de las fuerzas armadas; el recorrido se iniciaba en la esquina de Entre Ríos y Colón, luego pasaban por La Rioja en contramano y seguían por Félix de Azara hasta la plaza 9 de Julio, donde se finalizaba con el acto central. Luego, hace apenas algunos años atrás la llegada al barrio de la fiscal Picasso hizo que con ella se instalara una forma de festejar la Navidad en comunidad que también se realizaba en otras calles del centro: se cerraba la calle entre 25 de Mayo y General Paz, se ponían mesas, un arbolito con luces y los vecinos festejaban todos juntos a la luz de la gran cantidad de cohetes que la propia fiscal traía de Brasil. Sin embargo, duró cinco o seis años nada más porque Picasso se mudó. Por último, otro de los momentos de corte de la calle que más recuerdan y repiten los vecinos con cierto dejo de desagrado fueron los piquetes de los relocalizados por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) que comenzaron ya en 1977 con los palanqueros, los pajeros y los pescadores. Situación que se repitió en 1998 y por dos años y también en algunos momentos de 2007.
¿Cómo ven los vecinos el paso del tiempo sobre La Rioja? ¿Crece la calle? A partir de lo que se puede percibir en los diarios, la televisión, la radio, etc. Posadas pareciera ser una ciudad que está desarrollándose en cuanto a su infraestructura. Sin ir más lejos, en estos momentos la plaza 9 de Julio está siendo remodelada completamente mientras que la calle Junín ha vivido dos años de constante reconstrucción. “Estamos trabajando, estamos creciendo” rezan los carteles de la Municipalidad en cada obra que se instala en la ciudad. ¿Cómo llega esto a La Rioja? Todos nuestros entrevistados coinciden con ese discurso del desarrollo y el crecimiento, dándole la bienvenida a las reformas. Pero, dejan un espacio para la memoria y señalan con cierta nostalgia que cada vez hay menos casas de familias en el barrio y más locales comerciales, oficinas, etc. Sumándose a esto que ya son pocos los vecinos históricos que van quedando en el lugar. Esta nostalgia se debe a una identidad de la calle que se construyó a partir de la interacción entre las familias y los habitantes de antaño que aún están allí, que le fueron dando la forma de barrio. Un barrio caracterizado por ser “un barrio tranquilo (…) De buenos vecinos, hay cordialidad, hay respeto, hay convivencia, que es lo fundamental como en todo barrio.”
[2] Descripción ésta que es compartida por el resto de los entrevistados que coinciden en señalar al barrio como un lugar “familiero”.

[1] Nomenclatura por orden alfabético y con referencias históricas y analíticas. Municipalidad de Posadas, 1967
[2] Fragmento de la entrevista al vecino Pedro Enrique.