jueves, 7 de agosto de 2008

Una Inversión Impensada (Parte I)

Transformando al objeto

Desde que el hombre inventó la rueda 4000 años antes de Cristo, se dio inicio al viaje del ser humano hacia el camino del transporte mecanizado. Desde entonces, el hombre soñó con inventar una máquina automatizada para reemplazar al caballo.
El invento por excelencia que marcó un antes y después en la historia, fue la máquina a vapor. Esta desencadenó una serie de utilidades que fueron implementadas en máquinas para trabajar en las fábricas, hasta el motor de ferrocarriles y carros.
Con la invención de ésta máquina el hombre dejó a un lado la producción artesanal para dar paso a la producción mecanizada. Así también dejó de utilizar las carretas impulsadas por caballos, para pasar a utilizar el ferrocarril como transporte de cargas y personas. Todo se agilizó mucho más, fue una mejora en pos del progreso que se estaba sintiendo y que la historia universal denominó Revolución Industrial.
Fueron innumerables los intentos por fabricar un carro, hasta que rindieron fruto a principios del año 1769 cuando el capitán francés Nicolás Jacob Cugnot construyó el primer carro a propela impulsado por la máquina a vapor.
A partir de aquí en más fueron muchísimos los adelantos, las mejoras y cambios que se dieron en torno a la industria automovilística. No fueron únicamente cambios referidos a su funcionalidad, sino que surgieron una serie de conceptos nuevos que giran en torno a dicho objeto, tales como tunning, tunner, turismo carreteras, picadas, etc.

No es objeto del presente ensayo transcribir la historia del automóvil, sino mostrar el uso que hacen los sujetos, y cómo llega determinado momento, en que los sujetos pasan a ser objetos y viceversa. Lo que traduciendo a un concepto se denomina fetichismo. ¿Qué se entiende por fetichismo? Pues bien, Karl Marx analizó al fetichismo de la mercancía en toda su amplitud. El proceso fetichista tiene ciertas características, una de ellas es “el hecho de atribuirle algo, una característica que no le corresponde ni le pertenece.(…) en dotar a determinado objeto características que no le son propias de su naturaleza social, de su esencia (social), en su definición en tanto objeto (social)”
[1]
¿Cuáles son esas características? Se le atribuyen características humanas, un fenómeno que Marx denominó “personificación”, “los objetos adquieren vida propia, se personifican y se transforman en sujetos”
Aquí vemos cómo los hombres comienzan a atribuirle características al automóvil que no le son propias, como por ejemplo querer transformar a este en una persona. Lo planteo de esta manera porque cada vez más la industria automovilística se esfuerza por encontrar e incorporar chiches que no son necesarios. Por ejemplo el comando a bordo que a través de la voz de una mujer anuncia al conductor todo lo referido al estado, los posibles errores, y demás información.
Esto por parte de la industria, pero hay personas que tienen y sienten cierta devoción y pasión por su automóvil, y lo demuestran a través de lo que se conoce como tuning. “El Tuning como hobbie automovilístico es simplemente el "arte" de mejorar el estado original de un vehículo automotor a través del uso de partes mecánicas y accesorios en general, para así, obtener mayores resultados al conducir. El Tuning es una tendencia popular que se ha venido propagando a nivel mundial desde la invención del automóvil, ya que al crearse el mismo, nació la pasión por la velocidad y la única manera de lograr más velocidad es modificando los componentes que la producen”
[2]
Sin embargo, lo que se pensó como un mejoramiento técnico, para obtener mejores resultados al conducir, con el tiempo pasó a constituirse en una fiebre masiva por querer “transformar” el automóvil, por simples gusto y devoción.
Es así como hoy en día podemos observar que hay revistas especializadas, páginas web, canales exclusivos y hasta competencias de tuning. Los medios de comunicación cumplen un rol importantísimo en la difusión de éste “arte”, ya que en sus inicios la cuna del tuning estuvo liderada por países como Inglaterra, Japón, Estados Unidos, etc. y a través de los medios el tuning se extendió a lugares antes impensados.
Es así que se desata una carrera y competencia entre los que tienen el auto más tuneado, mejor transformado. Las personas se juntan y debaten sobre los chiches nuevos que se le agregaron. Los autos posan como modelos, están ahí para ser vistos, contemplados y envidiados.
Y ante toda esta situación, me pregunto ¿Qué hay de la funcionalidad original del automóvil? Por lo visto queda relegada a un segundo plano, porque lo principal para esta gente es transformar el objeto, para que cada vez se asemeje más a una persona animada y con vida. O bien que se convierta en una extensión de sus cuerpos y vidas.
El hombre se subordina ante el objeto, vive por mejorar su automóvil, invirtiendo la relación inicial del automóvil a disposición del sujeto.
En la carrera por transformar al objeto en una máquina capaz de parecerse a un ser humano, las personas encargadas de tunear al auto, incorporan accesorios que me hacen pensar en el concepto de “personificación” propuesto por Marx. Por ejemplo, una persona tiene ojos, a los autos le incorporan faros antiniebla, y todo tipo de faros y luces que dan la sensación de ser los ojos de la maquina.
Una persona se comunica a través de la voz, movimientos, gestos, etc. El automóvil lo hará a través de las bocinas, amplificadores, cajas de CDs, estéreos con reproductores de MP3, de DVD, hasta con videos juegos como el Playstation o el Xbox, como si se pudiera ver un video o jugar mientras se conduce.
Una persona controla su cuerpo a través de las órdenes que envía su sistema nervioso, para detenerse, para saltar, para caminar, etc. El automóvil lo hará a través de las órdenes dadas al comando, y este por medio de amortiguadores, resortes de alta calidad, frenos, barras superiores e inferiores, mejores llantas e incluso un chip y un equipo de inducción, que van a facilitar el deslizamiento del auto en el asfalto, ruta o donde sea.

A través de estas características el objeto pasa indefectiblemente a ser el sujeto, y éste en objeto. Y esta condición es proporcionada por el mismo individuo, como así también por la industria automovilística. ¿A qué se refiere ésta última? Pues bien, por un lado tenemos a quienes disponen del capital y medios de producción necesarios para poner en funcionamiento una empresa (grandes empresas capitalistas) y por el otro, tenemos a quienes únicamente disponen de su fuerza de trabajo, que la ofrecen en el mercado como cualquier otra mercancía (la prole, la gente común).
En esta relación asimétrica y desigual, tenemos quienes dirigen, piensan, diseñan y organizan la industria automotriz, pertenecientes a la clase alta. Por otra parte tenemos a quienes ejecutan las órdenes, los operarios, generalmente gente de clase media-baja. Estos últimos son los encargados de fabricar los automóviles, son las piezas claves en este sistema de engranajes, es el sujeto convertido en una cosa, en un objeto, que está dando vida al objeto-sujeto.
Es contradictorio cómo las personas que dieron vida al objeto no puedan disfrutar, acceder o tener siquiera ese automóvil de última generación.
Esta es la lógica del mercado capitalista regida por las relaciones de fuerza y poder, donde el más fuerte y poderoso es quien disfruta las riquezas, las ganancias y accede a los bienes de lujo; mientras que la clase trabajadora debe conformarse con observar y soñar que algún día pueden llegar a alcanzar ese nivel de vida. Es el mismo sistema el que impide que la tecnología se ponga a disposición de todos. Y es esto último, lo que justifica las desigualdades sociales en el sistema.

[1] NÉSTOR KOHAN: El Capital, Historia y Método, una Introducción. Página 232
[2] Información extraída de la página www.pisteros.com

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